El partido en sí fué malo, pero aún así el Sevilla dispuso de varias ocasiones para poner tierra de por medio contra este rival que nos visitaba hoy. Ejemplos de ello me valen el balón al larguero de José Carlos, el penalti errado por Kanouté (falló el que nunca lo hace, es humano), la incursión de Negredo al área donde estrella el balón contra el portero, el gol del malí, la falta de Romaric... pero como digo, en estos momentos necesitamos una portería más grande que el arco iris para hacer gol, suerte que antes nos sonreía.
En honor a la verdad hay que decir que el conjunto almeriense tuvo también claras ocasiones, donde tuvo que emplearse a fondo Andrés Palop.
Si mal estamos en estos momentos de cara a portería, peor aún estamos en defensa. El concepto defensa debe emplearse en su ámbito más amplio, haciéndose participe a todos los jugadores presentes en el terreno de juego, pero esta vez comentaré de los cuatro de atrás. Martín Cáceres es ,de nuevo, el único jugador que a mi personalmente me da seguridad de la zaga nervionense. Fernando Navarro... me lleno de rabia, como sevillista, que este jugador siendo rebasado por el rival no corra para recuperar la posición, no intente llegar a la jugada defensiva... me enrabieta ese pasotismo y ese trote que veo en el 5 sevillista en determinadas jugadas cuando lo que debe hacer es ir a morder al rival. Hay muchísima gente que se moriría por poder defender el escudo que lleva en el pecho, y por lo menos correría y le pondría más intensidad... Alexis, creo que nos la han metido bien. No me gusta, faltas innecesarias, no se corta en dejar al equipo con diez en una jugada aparentemente sin peligro cuando ya tenía amarilla, lo siento, no es de mi agrado. Dabo, intermitente, bien a veces.
Quizás escriba estas lineas desde el dolor que me produce ver a mi equipo incapaz de doblegar a un Almería, que venía con una mala racha de resultados aún peor que el Sevilla F.C., pero es como lo siento en estos momentos.
Se hace doloroso ver a los aficionados abandonar en masa el estadio cuando aún faltaban varios minutos para terminar el encuentro (y no me refiero a los que salen por evitar atascos, algo que tampoco comparto). Se hace doloroso mirar a tu alrededor y ver a los aficionados sufriendo, esos que tienen el mismo sentimiento que yo. Ver como ese aficionado mira resignado el esperpento de partido, apoyando los codos en sus rodillas y las manos en la boca con los dedos entrelazados. Escuchar a algún aficionado reclamar un poco más de huevos intensidad a los jugadores porque, desgraciadamente, es la sensación que muchos tenemos. Se hace doloroso ver ese mar de pañuelos blancos, partido tras partido, cuando el colegiado de turno dé por finalizado el encuentro. En definitiva, momentos difíciles que vivimos últimamente los sevillistas.
Hay un refrán muy utilizado, pero no menos cierto, "Quiereme cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite". Pues ese es el momento en el que estamos. Jugadores que lleváis el escudo que quiero en el pecho domingo tras domingo, en mí encontraréis un aliado. Yo no silbaré en contra de mi equipo, yo no celebraré un gol encajado (aunque sea un golazo como el de ayer), yo estaré a vuestro lado como el familiar con el enfermo que se encuentra en la cama de un hospital. Ahora mucho más que nunca, estoy contigo. Ya llegarán esos momentos en los que los penaltis entren...
... en los que mordamos cuando nos den un regate, en los que ganemos, en los que subamos puestos en la clasificación en vez de bajar, y que se consigan grandes cosas de nuevo. Entonces pensaré: Sevilla, yo estuve contigo cuando las cosas pintaban feas.
Sin más, espero que cambie la suerte en Europa, que nos sirva para pasar a la fase eliminatoria e insuflarnos ánimos para ir al Bernabeu a afrontar el encuentro contra el Madrid.
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