Tres puntos importantísimos (como todos los que nos quedan de aquí a final de liga) los que nos jugábamos en el Ramón Sánchez Pizjuán, los cuales el Sevilla los consiguió con autoridad, con un derroche de oportunidades y de buen juego. Tres goles a cero.
Cierto es, que el equipo sportinguista disputó la mayoría del encuentro con diez futbolistas, pero el penalti cometido sobre Luis Fabiano dentro del área, en ocasión manifiesta de gol, merece la expulsión de Eguren. Esta temporada estamos poco acostumbrados a que se tomen decisiones favorables dentro del área rival, aunque sea algo clamoroso.
Pronto se pondría por delante mi equipo gracias a ese penalti antes comentado, en el minuto 28, lanzado por el mismo Luis Fabiano, a la base del poste, imposible para Cuéllar.
El Sevilla asedia el marco visitante, y fruto de ello llega el segundo gol del encuentro, marca Perotti tras empalar un rechace de la defensa del Sporting dentro del área, ajustando el balón al poste derecho del guardameta rival, que nada pudo hacer por evitarlo.
Ya en la segunda parte, el juego se durmió un poco, el Sevilla intentó tener una mayor posesión de balón para evitar darle vida a un rival moribundo, rival al que terminó de matar con el gol de Álvaro Negredo en el minuto 65, a pase de un ESPECTACULAR pase de Rakitic desde el medio campo, raso, entre medio de la defensa hacía un sensacional desmarque del delantero vallecano. La definición no tuvo menos calidad, vaselina al cancerbero rival. Tres goles a cero.
De ahí al final, monólogo del Sevilla, con llegadas por banda, con ocasiones que ninguna se llegó a materializar, pero con un dominio y una posesión de balón que dejó tranquila a la grada de Nervión.
El siguiente, el Athletic Club de Bilbao de don Joaquín Caparrós, en San Mamés.
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